La salvacion de mis penalidades vino de una manera totalmente inesperada. Entre nosotros se movia extraño, maduro, con tono seguro y decidido. Me fascinaba de manera extraña observar aquel rostro seguro, inteligente y claro, con atencion y caracter. Sus ojos tenian tristeza y destellos de ironia, pero yo me sentia obligada a mirarle casi constantemente, me gustara o no.
Recuerdo el aspecto que tenia entonces, era diferente de todo el resto en cualquier sentido y tenia una personalidad muy definida, por eso mismo me llamaba la atencion aunque hacia lo posible por pasar desapercibido.
Lo fascinante era la manera tan ligera y graciosa con la que sabia decir las cosas, como si todo fuera natural.
De el se afirmaban las cosas mas insolitas, todo era muy raro y excitante.
Al soñar con el se sentia esa mezcla de placer y temor, lo que vivia en la realidad no puedo ya separalo con exactitud.
Cuando observaba su rostro me parecia sentir que era algo distinto a un hombre, no era masculino, ni infantil, ni joven o viejo, sino milenario, fuera de tiempo, marcado por edades diferentes a las que vivimos, era inexplicablemente distinto, distinto a todos nosotros.

El que es demasiado comodo para pensar por su cuenta y erguirse su propio juez, se somete a las prohibiciones tal como las encuentra, eso es muy facil. Pero otros sienten su propia ley.